ACEITE ESENCIAL DE
LIMÓN
En todos mis cursos
de aromaterapia cuando llega el momento de oler las esencias de cítrico el ambiente
se relaja, comienzan las bromas y el buen humor se apodera de los alumnos. Es
una fragancia que nos cautiva y nos transporta a menudo a recuerdos de nuestra
infancia. En pocas palabras, es un olor que sentimos como nuestro.
Sin embargo, aunque
el limón abunde en España, es originario de China e India y se cree que fue
introducido en nuestro país por los mercaderes árabes y en el resto de Europa
por los cruzados en el siglo XI.
Su nombre botánico
es “Citrus limonum” y del limonero se puede obtener aceite esencial de tres de
sus partes: de las hojas, de las flores y de la cáscara de sus frutos. Cada uno
de estos aceites esenciales tendrá una composición que lo hará diferente en
aromas y propiedades.
No obstante, el más
habitual suele ser el obtenido de la cáscara y, para que os hagáis una idea del
rendimiento de este aceite, os diré que hacen falta 3000 limones para obtener 1
kilo de esencia de limón. He de puntualizar que, la forma más precisa de llamar
a este aceite es “esencia de limón” y, al igual que con el resto de cítricos,
la extracción se hace por expresión en frío de la cáscara y por este motivo no
recibe el nombre de “aceite esencial”. La forma habitual de extraer los aceites
esenciales es mediante destilación con vapor de agua a baja presión, pero en el
caso de la expresión, la “esencia” no sufre ninguna modificación química, y por
este motivo es por lo que conserva su nombre.
Esta esencia es un
potente antiséptico, siendo muy útil en épocas de contagio utilizado en
difusión. Purifica el sistema digestivo y depura el hígado y el páncreas.
Refuerza las paredes capilares y favorece la circulación. Se usa para luchar
contra la celulitis y en curas de adelgazamiento. Es un buen regulador
nervioso. En cosmética se usa para pieles grasas con o sin acné, además aporta
luminosidad y elasticidad a la piel.
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